El tratamiento exclusivo para mujeres o exclusivo para hombres se considera un tratamiento específico según el género. La ventaja de este tipo de tratamiento es que dentro de cada grupo los miembros pueden discutir temas que son importantes para ellos sin preocuparse por las reacciones de personas de otro género. Un grupo de mujeres típicamente discutirá temas específicos de mujeres, como trauma específico del género, maternidad, embarazo, problemas de salud de mujeres y prácticas sexuales más seguras. Por lo general, un grupo de género mixto no se enfocaría en esos temas específicos, pero podría tocar algunos de ellos de manera amplia.
El tratamiento según el género va un paso más allá e incluye áreas temáticas específicas para las mujeres de una forma que ofrece respuestas a esos problemas. Por ejemplo, en lugar de simplemente discutir problemas de salud de mujeres en un grupo de mujeres, el programa en sí manejaría el tema de una manera más extensa pues brindaría soluciones a los problemas y ejercicios de desarrollo de habilidades para empoderar a las participantes a hacerse cargo de su propia salud. De esta manera, el programa respondería a los problemas de salud de las mujeres en lugar de simplemente reconocerlos o incluso ignorarlos si las participantes del grupo no los mencionan.
En el caso mujeres embarazadas y con trastorno por consumo de sustancias, un programa según el género abordaría las inquietudes con respecto a un embarazo seguro, ayudaría a las participantes a acceder a atención médica prenatal y otra atención primaria si fuera necesario, abordaría las inquietudes de crianza y ayudaría con un plan para el parto. El programa también sería comprensivo y sin prejuicios, y en el cual se comprendía que las participantes luchan con un problema médico durante el embarazo y ayudaría a encontrar la mejor manera de que la mujer se sienta segura y saludable durante el resto del embarazo.
En un centro de género específico, el ambiente de tratamiento sería exclusivo para mujeres. En el caso de grupos específicos según el género en un centro mixto, las participantes estarían en grupos solo de mujeres, pero pueden toparse e interactuar con hombres durante las comidas, los períodos de recreación y el tiempo libre. Algunos de los grupos de tratamiento pueden incluir participantes hombres, según el tema del grupo.
No depende de horas o días, sino de paciencia y persistencia para que los proveedores de tratamiento de adicciones puedan establecer conexiones exitosas con profesionales médicos en su propia comunidad. Ciertamente no fue un proceso rápido para North Range Behavioral Health. La terapeuta de salud conductual de North Range, Michelle Steinmetz, dice que la organización buscó una relación con el centro médico local porque era algo lógico.
“Ya estaban abordando la salud mental. Siempre referían pacientes y su cuidado se trata de atender a la persona de manera integral”. Steinmetz dice que con el tiempo las reuniones y las llamadas entre profesionales de tratamiento de adicciones en North Range y médicos del centro se convirtieron en una relación laboral complementaria. Permitió que ambas partes compartan el proceso a veces lento y arduo de agendar citas de pacientes y tratar sus problemas de salud. “Sus pacientes reciben asistencia y, por nuestra parte, los pacientes se ubican directamente en el programa”.
Ambos proveedores de salud cuentan con un sistema que alerta al otro si se identifica a un cliente. Steinmetz dice que el centro llamará a North Range si alguien necesita asistencia. “Ellos nos dirán que nos pongamos en contacto con cierto cliente que padece trastorno por consumo de sustancias”. El intercambio entre las dos organizaciones de salud es importante. Steinmetz estima que en las comunidades que atiende North Range, del 70 % al 80 % de los pacientes son atendidos por personal del proveedor de tratamiento de adicciones y el centro médico. Los médicos allí son de vital importancia para los clientes de North Range, ya que brindan atención prenatal, controles de salud y, a veces, “conectan” o prescriben medicamentos complementarios hasta que el personal de salud mental de North Range pueda atenderlos.
Aunque el proceso de tratamiento de la adicción se ha simplificado en el condado de Weld, Steinmetz dice que si surgen problemas, todos hacen lo posible para concentrarse en los pacientes. Si los pacientes necesitan cambiar de médico, el personal de North Range los asistirá en esa transición. La clave del éxito ha sido establecer una confianza mutua como defensores de la atención médica. “Todos hablan entre ellos”, dice Steinmetz. “Eso es importante. Nadie debe sentirse abandonado”.